miércoles, julio 26, 2006

La creación de la bestia

El amorfo ser arrastró sus bulbosas extremidades hasta la mesa de operaciones donde su compañero Kay’th’all le miraba fijamente con sus tres ojos (el pobre había perdido dos con un paciente srlru’rg que resultó no ser tan paciente).
–Llega justo a tiempo, Doctor Neferu-ut. El proyecto está casi listo –la voz acuosa y chapoteante de Kay era dolorosa al oído.
–Fabuloso, Kay –más chapoteos.
Abrió el maletín que portaba con sumo cuidado y extrajo una jeringuilla llena de un asqueroso líquido verde podrido.
–Ahora solo falta la dosis del suero FX31 y el sujeto despertará a una nueva Vida.
Su ayudante inquirió, preocupado:
–¿Será totalmente operativo para la misión, doctor?
–Totalmente. O eso espero. Supongo que sufrirá algunos efectos secundarios, como subnormalidad o estupidez. Pero las reacciones elementales que buscamos están aseguradas: Odio, Violencia, Xenofobia, Androfobia, Misoginia, Crueldad...
–Es maravilloso, doctor. Tengo ganas de verlo en acción –una lagrimilla pastosa resbaló por lo que debería haber sido la mejilla de Kay.
–Sí. Y no necesita alimentarse para mantener su organismo. Solamente ingerir grandes cantidades de alcohol –dicho esto, Neferu inyectó la aguja en el cuello del experimento e introdujo en aquel ser todo el contenido del FX31. Ambos científicos se miraron entre sí y a la cobaya a la vez (pues para eso tenían varios ojos), y una sonrisa torcida cruzó sus caras cuando el organismo que se hallaba en la mesa de operaciones abrió los párpados.
–¿Q-q-q-q....u....ién? ¿Q-q-qu...ién so...so-soy?
–Eres una máquina de exterminio. Te llamaremos Bush –susurró Neferu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario